EL ESNOBISMO DE LA DBAC EN EL PERÚ
Por: Julio César Palomino Huaynamarca
Todos nos hemos indignado con el baguazo,
allá por el año 2009 en el que 33 vidas (entre policías y aborígenes) fueron el
justiprecio de una protesta indígena, que cuestionaba la presencia de empresas
extractivas en sus terrenos que para ellos eran, son y serán sus vidas;
protesta que evidenció la ineficacia y nulidad del gobierno aprista en las
directrices para solucionar los conflictos sociales. Como si las vidas de estos
hermanos no valieran nada, ningún “adalid” de la democracia alzó su voz de
protesta.
He mencionado el caso anterior porque, desgraciadamente
es significativo y de alguna forma desnuda las pretensiones electoreras de Alan
García Pérez y su mimesis demagógica y populista, convertido de acuerdo a la
coyuntura en vigilante, cual comisario patético, del capitalismo en América
Latina. A su vez y orquestando convenientemente todo lo que pueda decir el
búfalo mayor: la prensa y sus referentes más mediáticos, aquellos portadores de
la “información veraz y objetiva”, peones de la modernísima y evolucionada
Derecha Bruta Achorada y Corrupta (DBAC).
Conflictos sociales, abuso de autoridad,
injusticia, inseguridad y otros males, abundan en el Perú; más de un centenar
de ellos los heredó Ollanta Humala de la gestión aprista, como para acudir ante
un llamado que busque la solución pacífica y más si es de alguna forma una
iniciativa mediática. Acaso alguien ha olvidado las protestas en Cajamarca,
específicamente lo suscitado a raíz del Proyecto Conga, una vez más, a
algún “referente defensor de los
derechos fundamentales” le importó que muchos campesinos se quedaran sin sus
tierras, del grave atropello al medio ambiente que se originaría si la minería
irresponsable se hubiera establecido en
esa zona de nuestro Perú. Felizmente fueron las grandes masas del pueblo unido los
que hicieron retroceder las ambiciones del capitalismo en nuestra sierra norte.
Para los “defensores de la justicia” acaso
les interesó lo ocurrido en el distrito de Choropampa, provincia de Chota, en
Cajamarca; donde casi toda la población ha quedado estigmatizada
irreversiblemente por muchas generaciones, debido al manejo irresponsable de
sustancias tóxicas para la vida humana como el mercurio, por parte de la Minera
Yanacocha. ¿Una vez más la clase política que exige y defiende la DEMOCRACIA,
sus militantes y/o simpatizantes organizaron una protesta, marcha o reclamo
masivo exigiendo JUSTICIA para este pueblo de nuestro Perú? Como si fueran
extraños a nosotros, esta gente “bien”
siempre ha mirado de reojo al vecino, al trabajador, a la trabajadora
del hogar, con una inquina “justificada” en su educación privilegiada,
discriminadora y racista. ¿Dónde estaban pues, aquellos “líderes de opinión”,
que ahora se exacerban pidiendo apoyo para un país que no es el suyo? Que ve
allende y no miran lo que pasa en la puerta de su casa, víctimas de su propia
miopía se creen con derechos porque en estos tiempos “eso” está de moda ser
tendencia en el twitter y las redes sociales, verse “bizarros” en Instagram
porque es snob.
No me quiero ir muy lejos pero yo les
pregunto a aquellos “paradigmas” de la vida, de la igualdad, de la libertad, de
la justicia, de la paz ¿Dónde estuvieron cuando la derecha más ruin, más
corrupta y más salvaje en la historia del Perú: el fujimorato, esterilizó
forzadamente a más de dos mil mujeres campesinas y humildes? ¿Qué “caudillo” de
los principios que regentan una vida digna, protestó ante estos sucesos? ¿Quién
dijo algo ahora que un fiscal ha exculpado al reo Fujimori de la acusación por
las esterilizaciones forzadas? ¿Qué “líder de opinión” veraz, objetivo,
certero, culturoso o sabelón; lacayo de la derecha voraz promueve una cerrada
defensa de los derechos de todos los peruanos? ¿Qué portaestandarte de la
JUSTICIA patrocina una acción noble para este pueblo sojuzgado por el más vil
sentimiento de los seres humanos que es la indiferencia?
Es que para la derecha peruana y su grey
nunca ha estado de “moda” la defensa del proletariado, del trabajador, del
campesino, del peruano o lo que es peor la vida misma. Ahora ante los sucesos
en la hermana Venezuela, alzan la voz y el puño para condolernos de la
“desgracia” llanera, para conmovernos con la “tragedia” de la derecha
venezolana; porque no es el pueblo quien protesta en el norte sino los “hijitos
de papá”, “los princesos” que dizque reclaman una patria democrática, como si
ellos (los de la derecha de aquí y acullá) fueran la panacea para el hambre y
la pobreza de América Latina.