jueves, 18 de agosto de 2011

IT MIGHT GET LOUD, un documental de guitarristas




Dirigido por David Guggenheim, ‘It Might Get Loud' cuenta las historias de estos tres guitarristas y muestra cómo crearon su propio estilo. Por eso, cada guitarrista describe su propia rebelión musical: Page contra la sacarina pop de los años sesenta, The Edge contra los auto-indulgentes solos de los años setenta, Jack White contra el alma del bajo de los años ochenta.
Los tres guitarristas fueron elegidos por su impacto a través de tres generaciones diferentes. Cada uno explica y manifiesta como cambiaron el sonido de la guitarra para satisfacer su propio estilo.

A diferencia de otros documentales rock n' roll se centra en la música, dándo acceso al intimo proceso creativo. Por ello, en el film se ven lugares que dejaron una marca en cada uno de ellos.
Page visita las salas de las piedras de Headley Grande donde ‘Stairway to Heaven' fue compuesta. En Dublín, The Edge saca el original en donde están la pista original de cuatro ensayos de ‘Where The Street Have No Name'. Y en Tennessee, White se confiesa sentirse inspirado en el estilo crudo del bluesman Son House. Y es más, vemos que cada música está haciendo nuevos trabajos que aún no han sido publicados.

El documental incluye una ‘jam session' en la que participan los tres guitarristas en la cual demuestran sus diferentes gustos musicales.

domingo, 14 de agosto de 2011

UKUKU cortometraje de Gastón Vizcarra
Premio Conacine 2009

Este corto, dirigido por el director peruano Gastón Vizcarra, fue uno de los ganadores del Concurso de Cortometrajes de Conacine 2009. Queremos compartirlo; con las disculpas correspondientes a su director. Pero es que como peruano me resulta difícil que este buen trabajo no se dé a conocer al mundo y a todo el Perú, reduciendo su difusión sólo a los circuitos culturosos de Lima.

El tema que se toca en la cinta es propicio para destacar el cuidado del medio ambiente, desde una perspectiva que no soslaya las tradiciones culturales del Perú profundo. Gracias por este aporte Gastón y sigamos haciendo más grande a nuestra nación...¡VIVA EL PERÚ!

UKUKU - Cortometraje de Gastón Vizcarra (Subt. Español) [HQ]


jueves, 11 de agosto de 2011

Trainspotting (1996) HD trailer


TRAINSPOTTING

Trainspotting es el nombre de la novela de Irvine Welsh. Trainspotting es el nombre de la película dirigida por Danny Boyle (UK 1996); inspirada en la obra, cuyo guión corrió a cargo de John Hodge. La película como el libro muestra ese lado lacerante y brutal del personaje Mark Renton (Ewan Mcgregor) por subsistir sin su adicción a la heroína en este mundo voraginezco que es la realidad. El filme tiene la peculiaridad de mostrarnos de manera muy cercana los efectos de la heroína en sus protagonistas, hecho que sirvió o dio origen a una serie de mitos en torno al consumo explícito por parte de los actores en la realización de la película. Este supuesto, como debe saberse, quedo aclarado por los artistas los cuales manifestaron que se habían servido de las entrevistas o focus group que se realizaron a varios jóvenes en centros de rehabilitación ingleses. Trainspotting, la película, debe su éxito en las taquillas; allá por la segunda mitad de los noventas, a su proximidad latente con la obra, a la temática impuesta por Welsh en su historia, a la desazón de una generación decepcionada (lo que posteriormente en los dosmiles se les conocerá como freaks) y a la excelente banda sonora.


Indagando y revisando revistas de los noventas, encontré una entrevista realizada a los responsables de Trainspotting, la película (Boyle – Macdonald – Hodge) alojada en la edición junio 1996 de la revista francesa Premiere especializada en cinematografía; cuya edición de ese mes estaba íntegramente dedicada al Festival de Cannes. Esa entrevista no hubiera sido inteligible para mí, si no fuera por la ayuda que en su momento le solicité a Erika Alfaro Ninamango quién tradujo en su totalidad el reportaje gráfico.

PEQUEÑAS OFERTAS ENTRE AMIGOS Entrevista a los realizadores de "TRAINSPOTTING"


















Entrevistador:
Jean – Yves Katelan
Para Premiere Edición Cannes 1996

Traducción: Erika Alfaro Ninamango.

El trío treintañero Boyle – Macdonald – Hodge, responsable de "Pequeñas muertes entre amigos", retoma el tema con "Trainspotting", una película vigorosa, humorística y cínica sobre un sujeto sombrío. Por lo tanto este segundo largometraje tiene en común la historia de la heroína en contraposición a trenes rotos, tabúes y desastres. No se mueven más que en grupos, Danny, Andrew y John están manifiestamente relajados y tienen toda la razón de estarlo ya que en "Trainspotting" es, antes de su presentación en Cannes (medianoche), su estreno en Francia (19 de junio 1996) y su estreno americano (17 de julio) un éxito en Gran Bretaña con casi 2.5 millones de entradas.

ANDREW MACDONALD/ Yo me llamo Andrew Macdonald, yo soy el productor y Macdonald se escribe con una pequeña d. Es muy importante esto. Yo nací en Glasgow, donde hemos filmado esta película, y yo soy el más joven de los tres: tengo 30 años.

DANNY BOYLE/ Yo me llamo Danny Boyle, yo tengo 39 años, yo soy el realizador y el más viejo de los tres. Y el más inmaduro. Como ustedes irán a darse cuenta rápidamente. Yo vengo de Manchester, yo no soy sobre todo escocés. Yo me hago pasar como un escocés cuando es necesario.


JOHN HODGE/ Yo me llamo John Hodge. Yo nací en Glasgow en el 64. O sea hace mucho tiempo…Yo escribí "Pequeñas muertes entre amigos" y ahora "Trainspotting"…


PREMIERE/ ¿Usted no es pariente con Johnny Hodges, el saxofonista de Duke Ellington?

HODGE/ No, yo era mesera en Egipto en otra vida, pero eso es todo.

MACDONALD/ Y al principio, es un médico. Es el único que ejerció una verdadera profesión.


PREMIERE/ "Trainpotting" presenta similitudes con, El odio, mismo si vuestra película es menos “correcta”. ¿Usted ha conocido a Mathieu Kassovitz?

BOYLE/ Jamás. Pero nosotros hemos querido antes que todo restituir el espíritu del libro de Irvine Welsh que es una novela insolente. En el libro que ellos sean de derecha o de izquierda, los tabúes están sujetos a demolición. Y no es justo por espíritu de provocación: hay problemas de provocación que requieren grandes golpes de puño en el hocico.

PREMIERE/ El libro ha sido un Best – Sellers en Inglaterra.

MACDONALD/ Enorme. En el Top 10 encontramos en el cuarto lugar "Trainspotting, el libro que ha inspirado la película" y en el sexto lugar "Trainspotting, la edición original". Pero es el mismo libro, sólo es la cobertura la que cambia. Sumando las dos ediciones, se han vendido 250, 000 ejemplares desde el estreno de la película, más que los libros de John Grisham…

PREMIERE/ "Trainspotting" ¿Qué es lo que significa exactamente?

HODGE/ Designa todo comportamiento obsesivo que consiste en ordenar algo por uno mismo dentro de un mundo caótico. Al origen, el “trainspotter” es alguien que mira los trenes partir y anota los números.

PREMIERE/ Hay que ser verdaderamente inglés para hacer eso…

BOYLE/ Toda clase de gente, de toda clase social hace eso…

MACDONALD/ Es también un fenómeno medianamente nostálgico, una manera de regresarse hacia la edad de oro en el camino de fierro (rieles), hacia esos trenes a vapor que la gente amaba tanto. Es un fenómeno muy masculino. Los machos de este país están igualmente obsesionados por el fútbol de los años setenta. De una manera general, hay en Inglaterra una separación muy vaga entre los años setenta y la actualidad.

PREMIERE/ Pero la meta del “trainpotter”, ¿qué es en realidad?

MACDONALD/ Al principio, ellos se escribían unos con otros, se cambiaban informaciones que ellos habían visto.

HODGE/ Porque una vez que usted había comenzado, usted no podía pararse más antes de haber visto y anotado todos los números de todas las locomotoras.

MACDONALD/ En la película, existen igualmente aquellos que están obsesionados por el cinema, que arruinan su vida mirando películas. A ellos no les interesa saber si uno u otro es un buen realizador. Lo que cuenta, es observar todas las películas. Para mí, estos tipos son la nueva generación de “trainpotter”. Y, por supuesto, está la obsesión de la droga…

PREMIERE/ A propósito, la película ha hecho escándalo en Inglaterra, ¿no?

HODGE/ Algunos diarios han intentado fabricar uno, pero no funcionó.

MACDONALD/ Sí… los diarios de derecha han encontrado que todo era amoral.

BOYLE/ Pero era sobre todo gente que no había visto la película. Es verdad que, deliberadamente, la película no propone un recuadro moral.

PREMIERE/ ¿En qué época se sitúa la película?

BOYLE/ En el libro, la acción se sitúa a mediados de los años ochenta en Edimburgo, la capital europea de la heroína. Nosotros, queríamos dar la impresión que la película se termine hoy día. De pronto la música va de Iggy Pop de los años 84 - 85 – Época donde los neo punks se pusieron a reescucharlo – a la brit pop (Pulp, Blur…), pasando por el baile de los años ochenta en Londres, en el momento donde debutaron los raves.

PREMIERE/ La escena de los baños es muy espectacular. ¿Cómo han definido la manera de filmar los efectos de la heroína?

HODGE/ Era efectivamente un problema: ¿Cómo filmar una experiencia totalmente interna? Ya que, desgraciadamente, los heroinómanos no se vuelven verdes, sería mucho más fácil… Entonces escogimos ser más simbólicos.

PREMIERE/ Ustedes “tomaron” bastante antes de decidirse.

BOYLE/ ¡Pleno! En efecto no, preguntamos a las personas que la tomaban.

HODGE/ Es más, el libro describía los efectos.

MACDONALD/ Es verdaderamente una droga poco cinegénica, muy pasiva, que no provoca trips alucinatorios. El efecto de la heroína, es un increíble olvido de sí mismo, una especie de paz…Hay entonces una contradicción evidente con el cine. Más bien, hemos buscado devolverles el estado de ánimo a estos jóvenes heroinómanos. En lugar de hacer un filme absolutamente realista sobre “¿Qué significa tomar heroína?” Para eso ya hay muchos documentales en Inglaterra. Yo no sé cómo es en Francia, pero aquí, la prensa intenta siempre extraer de las películas un cuestionamiento a la sociedad.

PREMIERE/ Nosotros, tenemos la ventaja de ser una revista dedicada al cine.

MACDONALD/ Luego de haber pasado las proyecciones en EE.UU, sólo fue una cuestión de cinema.

PREMIERE/ ¿Los norteamericanos comprenden bien la película? ¿El acento escocés?

BOYLE/ Comprendieron más de lo que nosotros pensábamos. No fue un problema pero un público a la moda, escogido, joven se presentó en Manhattan… La película parece que funciona cuando es proyectada frente a un público restringido y urbano. Son personas que probablemente hayan visto uno o más filmes de una lista que comprenderían "Les Commitments", "Pulp Fiction", "Petits Meurtre…", "La Haine"…

PREMIERE/ ¿Cuándo saldrá allá?

MACDONALD/ El 17 de julio en contraprograma con los Juegos Olímpicos. Primero en Los Ángeles y luego New York. En el mejor de los casos, terminará con cuatrocientas salas, lo que significaría de 50 a 60 millones de francos de ganancias lo que sería un enorme suceso…Pero nosotros contamos mucho con Francia, Alemania y la Escandinavia. Allí, esperamos 2.5 ó 3 millones de entradas. Es decir entre 60 y 80 millones de francos.

PREMIERE/ ¿Cómo están ustedes ahora considerados en Inglaterra?

MACDONALD/ Somos siempre las mejores “revelaciones”. Aunque hace tiempo lo hemos demostrado. Durará hasta nuestro primer flop comercial: ahí, seremos al fin miembros de la academia y recibiremos premios.

BOYLE/ Más seriamente, una de las buenas cosas en el hecho de quedarse en grupo, es que evitemos ser ahogados en esta academia que es la industria de las películas en Gran Bretaña. Resistimos mejor.

PREMIERE/ Aquí ustedes. ¿Están considerados como autores?

BOYLE/ No es verdaderamente la palabra que yo prefiero

MACDONALD/ Yo creo que la tradición es diferente en Francia. En Inglaterra, no hay una gran tradición de “autores” de cine. Es una tendencia impuesta por la gente que rechazaba aceptar la importancia del libreto. En el cine inglés, los escenaristas como parte componente de una película siempre han sido increíblemente importante.

PREMIERE/ "Pequeñas muertes…" y "Trainspotting" son dos películas de bajos recursos (7 y 12 millones de francos) ¿El próximo también?

BOYLE/ El próximo será muy caro porque se va a pagar salarios de príncipes.

PREMIERE/ ¿Será una película americana?

MACDONALD/ No, será una película inglesa pero nosotros la realizaremos en América. Será el opuesto de "Sensatez y Sentimiento" que es más bien un filme americano realizado en Inglaterra.

lunes, 8 de agosto de 2011

Vals de el Lago de los Cisnes - Peter Ilyich Tchaikovsky


EL CISNE NEGRO


(Darren Aronofski– 2010)


Julio Palomino H.


Black Swan (conocida en español como Cisne negro) es una película estadounidense de suspense psicológico. Está protagonizada por Natalie Portman y Mila Kunis. La primera ganadora del Oscar, el Globo de Oro y el Premio de la Asociación de Críticos y Guionistas Estadounidenses por su actuación en esta cinta. Además, el filme obtuvo nominaciones a los BAFTA y a los Globos de Oro en la categoría de mejor película.


La historia habla de dos bailarinas de ballet en una producción de El lago de los cisnes en la ciudad de Nueva York. Como requisito de la obra, es necesario que una bailarina interprete al mismo tiempo tanto al inocente Cisne Blanco como al no tan inocente Cisne Negro. Nina (Portman) es adecuada para el primero mientras Lily (Kunis) para el segundo. Nina es designada para protagonizar la puesta en escena y con ello ambos papeles. La película aborda todas las acciones que Nina realizará para convertirse en el Cisne Negro.

El artículo de Jorge Paredes que presentamos, publicado en el suplemento El Dominical de El Comercio, el 06 de marzo del 2011; ofrece una mirada profunda a Nina Sayers. Basándose en un enfoque psicoanalítico, y con la anuencia de la psicoanalista María Paz de la Puente pretende darnos mayores trazos de la personalidad convulsa de una protagonista que lucha desesperadamente consigo misma para alcanzar su más preciado anhelo; aunque esa constante le depare el camino hacia la destrucción.

EL CISNE EXTRAVIADO por Jorge Paredes


El cisne extraviado

Un perfil psicológico de Nina, la protagonista de “El cisne negro”, que le valió a Natalie Portman el Óscar a mejor actriz.

Una puesta en escena de “El lago de los cisnes”, una joven y grácil bailarina de ballet obsesionada por conseguir el papel principal, una madre dominante y perversa, un director exigente y perturbador, son los elementos centrales de “El cisne negro”. Este thriller psicológico, dirigido por Darren Aronofsky, explora la búsqueda compulsiva por la perfección que agobia a Nina (magistralmente interpretada por Natalie Portman), una muchacha que llegará a inmolarse en aras de ser el cisne negro de la célebre obra de Tchaikovski.


Niña mala de la historia

“Nina ante todo es una adolescente y hay que encuadrarla en ese momento evolutivo”, dice la psicoanalista María Paz de la Puente, quien confiesa haberse sentido atrapada por la historia de esta joven atormentada, conflictiva y doliente. “Ella tiene una personalidad muy frágil, escindida, partida, que está muy bien simbolizada por el cisne negro y el cisne blanco. Un lado, el cisne blanco, está adaptado a duras penas a la realidad, aunque sin una identidad propia, pues es una prolongación de la mamá; y el otro, el cisne negro, es esa zona oculta que aparece por las demandas de su propia sexualidad, pero también por las exigencias de la danza y del director, que la invita a explorar su cuerpo. Es un lado brutal que ella había tratado de ocultar para ser la niña linda y buena de mamá”.

Saliendo de la realidad

¿Pero cuál podría ser el diagnóstico de Nina? ¿Es una muchacha perturbada por un entorno hostil o solo es alguien que trata de encarnar a la perfección el personaje de Tchaikovski? “Se trata de una personalidad frágil”, comenta la psicóloga clínica Adhara Ampuero. “Tal como lo plantea la película, lo que tiene Nina sería un trastorno de personalidad con episodios psicóticos. En términos sencillos, diríamos que ella tiene el control de las cosas, pero se va de la realidad por momentos”.
Esto aumenta con el estrés, por eso tras la llegada a la compañía de ballet de Lily (Mila Kunis), una chica que puede hacerle sombra en su camino a ser la estrella de “El lago de los cisnes”, Nina siente la presión y empieza a perder el equilibrio.
Es más, comienza a proyectar en Lily lo que ella quisiera ser o experimentar. Lily es la amiga que la ayuda a escapar del control materno, es la amante de sus fantasías sexuales, pero también es la rival a la que debe vencer o matar. “Nina proyecta hacia fuera todo lo malo, que está representado en la otra chica, aunque en verdad eso forma parte de ella misma”, agrega Adhara Ampuero.

El vuelo

“Nina podría ser diagnosticada como ‘borderline’, pues tiene períodos transitorios de locura, de psicosis, por tratar de dominar toda esa parte negra que la agobia”, afirma María Paz de la Puente. Así, vemos cómo ella se arranca la piel de las uñas, cómo se inflige lesiones, cómo se desfoga haciéndose daño y sintiéndose culpable por ello o cómo siente que de verdad le están naciendo plumas debajo de la piel, en un parto triste y doloroso.
“Eso que es una locura es al mismo tiempo una salvación para ella”, explica De la Puente. “Es paradójico porque al buscar ser el cisne negro (el personaje perverso de la obra de Tchaikovski), ella busca escapar del destino que tenía como cisne blanco. Y al final lo logra. Ella le dice al director que ha sentido la perfección y se tira hacia atrás, y aparece esa mancha roja de sangre en su vientre que se abre a muchas interpretaciones. Puede significar la muerte del cisne blanco, pero también podríamos pensar que ha perdido la virginidad, o puede estar ligada al nacimiento de un nuevo ser”.
Esa mezcla entre nacimiento, pérdida de la virginidad y muerte, esa lucha entre Eros y Tánatos, representa todo el simbolismo freudiano que cubre la película y, como dice María Paz de la Puente, no podemos evitar identificarnos con Nina porque todos alguna vez asesinamos a ese cisne blanco para dejar volar nuestras emociones y deseos.
“NADA PERSONAL” ESTERILIZACIONES FORZADAS EN EL PERÚ
Julio Palomino H.

Este documental producido por el CLADEM (Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer) y dirigido por Carlos Cárdenas; denuncia las esterilizaciones forzadas practicadas a 300 mil mujeres peruanas, que se llevó a cabo durante el gobierno del inefable Alberto Fujimori Fujimori. Una vez más las demandas impuestas por el neoliberalismo, forzó una política de Estado la cual exigía un control de la natalidad de manera radical y en el Perú con la venia del japonés se hizo de manera violenta. Se organizaron los “Festivales de Ligaduras de Trompas”; toda una carnicería para las mujeres que fenecieron después de ejecutárseles la intervención y en otras una privación del derecho natural de ejercer su maternidad. Este documental cobra importancia porque el tema se volvió a tocar en las postrimerías de las elecciones para la segunda vuelta del 2011. En ella, los actores directos de esta “campaña de esterilización” como Alejandro Aguinaga (Ministro de Salud) y Luisa María Cuculiza (Ministra de la Mujer), de ese entonces, salieron para desviar con sus argumentos poco convincentes lo grave de esta política de Estado y que a la larga sirvió para que la hija del japonés Keiko Fujimori Higuchi perdiera las elecciones del 2011.

"NADA PERSONAL" ESTERILIZACIONES FORZADAS EN EL PERÚ (CLADEM)


LA CANTUTA EN LA BOCA DEL DIABLO
Julio Palomino H.

El Perú de los años noventa fue testigo de la más brutal represión ejecutada por un gobierno. Aduciendo una “lucha frontal” contra el terrorismo; se ideó desde las altas esferas del fujimorato un terrorismo de Estado, que no tuvo ninguna contemplación por el respeto a la vida y a las libertades. Producto de esa bárbara insania, disfrazada de “política de Estado” se cometieron crímenes de lesa humanidad. Uno de los más notorios, debido a la actitud férrea de los familiares de los desaparecidos por buscar la verdad, fue el secuestro, tortura y posterior asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la UNE Enrique Guzmán y Valle La Cantuta en el año 1992; llevado a cabo por el Grupo Colina, comando paramilitar, dirigido por Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Este documental: “La Cantuta en la boca del diablo”, dirigido por Amanda Gonzales expone de manera detallada todos los pormenores que rodearon a esta masacre.

La cantuta en la Boca del Diablo [documental completo]


miércoles, 3 de agosto de 2011

MÁS INFORMACIÓN, MENOS CONOCIMIENTO Por Mario Vargas Llosa

Nicholas Carr estudió Literatura en Dartmouth College y en la Universidad de Harvard y todo indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros. Luego, como le ocurrió a toda su generación, descubrió el ordenador, el Internet, los prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo, y no sólo dedicó buena parte de su vida a valerse de todos los servicios online y a navegar mañana y tarde por la red; además, se hizo un profesional y un experto en las nuevas tecnologías de la comunicación sobre las que ha escrito extensamente en prestigiosas publicaciones de Estados Unidos e Inglaterra.
Un buen día descubrió que había dejado de ser un buen lector, y, casi casi, un lector. Su concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro, y, sobre todo si aquello que leía era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en su mente algo así como un recóndito rechazo a continuar con aquel empeño intelectual. Así lo cuenta: “Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo”.
Preocupado, tomó una decisión radical. A finales de 2007, él y su esposa abandonaron sus ultramodernas instalaciones de Boston y se fueron a vivir a una cabaña de las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil y el Internet llegaba tarde, mal y nunca. Allí, a lo largo de dos años, escribió el polémico libro que lo ha hecho famoso. Se titula en inglés The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains y, en español: Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus, 2011). Lo acabo de leer, de un tirón, y he quedado fascinado, asustado y entristecido.
Carr no es un renegado de la informática, no se ha vuelto un ludita contemporáneo que quisiera acabar con todas las computadoras, ni mucho menos. En su libro reconoce la extraordinaria aportación que servicios como el de Google, Twitter, Facebook o Skype prestan a la información y a la comunicación, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres humanos pueden compartir experiencias, los beneficios que todo esto acarrea a las empresas, a la investigación científica y al desarrollo económico de las naciones.
Pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, significará una transformación tan grande en nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano como lo fue el descubrimiento de la imprenta por Johannes Gutenberg en el siglo XV que generalizó la lectura de libros, hasta entonces confinada en una minoría insignificante de clérigos, intelectuales y aristócratas. El libro de Carr es una reivindicación de las teorías del ahora olvidado Marshall McLuhan, a quien nadie hizo mucho caso cuando, hace más de medio siglo, aseguró que los medios no son nunca meros vehículos de un contenido, que ejercen una solapada influencia sobre éste, y que, a largo plazo, modifican nuestra manera de pensar y de actuar. McLuhan se refería sobre todo a la televisión, pero la argumentación del libro de Carr y los abundantes experimentos y testimonios que cita en su apoyo indican que semejante tesis alcanza una extraordinaria actualidad relacionada con el mundo del Internet.
Los defensores recalcitrantes del software alegan que se trata de una herramienta y que está al servicio de quien la usa y, desde luego, hay abundantes experimentos que parecen corroborarlo, siempre y cuando estas pruebas se efectúen en el campo de acción en el que los beneficios de aquella tecnología son indiscutibles: ¿quién podría negar que es un avance casi milagroso que, ahora, en pocos segundos, haciendo un pequeño clic con el ratón, un internauta recabe una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a especialistas? Pero también hay pruebas concluyentes de que, cuando la memoria de una persona deja de ejercitarse porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance un ordenador, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse.
No es verdad que el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cuerpo, de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una metáfora poética decir que la “inteligencia artificial” que está a su servicio, soborna y sensualiza a nuestros órganos pensantes, los que se van volviendo, de manera paulatina, dependientes de aquellas herramientas, y, por fin, en sus esclavos. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado “la mejor y más grande biblioteca del mundo”? ¿Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas adecuadas los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados por esas diligentes máquinas?
No es extraño, por eso, que algunos fanáticos de la Web, como el profesor Joe O’Shea, filósofo de la Universidad de Florida, afirme: “Sentarse y leer un libro de cabo a rabo no tiene sentido. No es un buen uso de mi tiempo, ya que puedo tener toda la información que quiera con mayor rapidez a través de la Web. Cuando uno se vuelve un cazador experimentado en Internet, los libros son superfluos”. Lo atroz de esta frase no es la afirmación final, sino que el filósofo de marras crea que uno lee libros sólo para “informarse”. Es uno de los estragos que puede causar la adicción frenética a la pantallita. De ahí, la patética confesión de la doctora Katherine Hayles, profesora de Literatura de la Universidad de Duke: “Ya no puedo conseguir que mis alumnos lean libros enteros”.
Esos alumnos no tienen la culpa de ser ahora incapaces de leer La Guerra y la Paz o el Quijote. Acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los acostumbra la red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo que han quedado en cierta forma vacunados contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y prolongado abandono a aquello que se lee, y que es la única manera de leer, gozando, la gran literatura. Pero no creo que sea sólo la literatura a la que el Internet vuelve superflua: toda obra de creación gratuita, no subordinada a la utilización pragmática, queda fuera del tipo de conocimiento y cultura que propicia la Web. Sin duda que ésta almacenará con facilidad a Proust, Homero, Popper y Platón, pero difícilmente sus obras tendrán muchos lectores. ¿Para qué tomarse el trabajo de leerlas si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de lo que inventaron en esos farragosos librotes que leían los lectores prehistóricos?
La revolución de la información está lejos de haber concluido. Por el contrario, en este dominio cada día surgen nuevas posibilidades, logros, y lo imposible retrocede velozmente. ¿Debemos alegrarnos? Si el género de cultura que está reemplazando a la antigua nos parece un progreso, sin duda sí. Pero debemos inquietarnos si ese progreso significa aquello que un erudito estudioso de los efectos del Internet en nuestro cerebro y en nuestras costumbres, Van Nimwegen, dedujo luego de uno de sus experimentos: que confiar a los ordenadores la solución de todos los problemas cognitivos reduce “la capacidad de nuestros cerebros para construir estructuras estables de conocimientos”. En otras palabras: cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos.
Tal vez haya exageraciones en el libro de Nicholas Carr, como ocurre siempre con los argumentos que defienden tesis controvertidas. Yo carezco de los conocimientos neurológicos y de informática para juzgar hasta qué punto son confiables las pruebas y experimentos científicos que describe en su libro. Pero éste me da la impresión de ser riguroso y sensato, un llamado de atención que –para qué engañarnos– no será escuchado. Lo que significa, si él tiene razón, que la robotización de una humanidad organizada en función de la “inteligencia artificial” es imparable. A menos, claro, que un cataclismo nuclear, por obra de un accidente o una acción terrorista, nos regrese a las cavernas. Habría que empezar de nuevo, entonces, y a ver si esta segunda vez lo hacemos mejor.