lunes, 8 de agosto de 2011

EL CISNE EXTRAVIADO por Jorge Paredes


El cisne extraviado

Un perfil psicológico de Nina, la protagonista de “El cisne negro”, que le valió a Natalie Portman el Óscar a mejor actriz.

Una puesta en escena de “El lago de los cisnes”, una joven y grácil bailarina de ballet obsesionada por conseguir el papel principal, una madre dominante y perversa, un director exigente y perturbador, son los elementos centrales de “El cisne negro”. Este thriller psicológico, dirigido por Darren Aronofsky, explora la búsqueda compulsiva por la perfección que agobia a Nina (magistralmente interpretada por Natalie Portman), una muchacha que llegará a inmolarse en aras de ser el cisne negro de la célebre obra de Tchaikovski.


Niña mala de la historia

“Nina ante todo es una adolescente y hay que encuadrarla en ese momento evolutivo”, dice la psicoanalista María Paz de la Puente, quien confiesa haberse sentido atrapada por la historia de esta joven atormentada, conflictiva y doliente. “Ella tiene una personalidad muy frágil, escindida, partida, que está muy bien simbolizada por el cisne negro y el cisne blanco. Un lado, el cisne blanco, está adaptado a duras penas a la realidad, aunque sin una identidad propia, pues es una prolongación de la mamá; y el otro, el cisne negro, es esa zona oculta que aparece por las demandas de su propia sexualidad, pero también por las exigencias de la danza y del director, que la invita a explorar su cuerpo. Es un lado brutal que ella había tratado de ocultar para ser la niña linda y buena de mamá”.

Saliendo de la realidad

¿Pero cuál podría ser el diagnóstico de Nina? ¿Es una muchacha perturbada por un entorno hostil o solo es alguien que trata de encarnar a la perfección el personaje de Tchaikovski? “Se trata de una personalidad frágil”, comenta la psicóloga clínica Adhara Ampuero. “Tal como lo plantea la película, lo que tiene Nina sería un trastorno de personalidad con episodios psicóticos. En términos sencillos, diríamos que ella tiene el control de las cosas, pero se va de la realidad por momentos”.
Esto aumenta con el estrés, por eso tras la llegada a la compañía de ballet de Lily (Mila Kunis), una chica que puede hacerle sombra en su camino a ser la estrella de “El lago de los cisnes”, Nina siente la presión y empieza a perder el equilibrio.
Es más, comienza a proyectar en Lily lo que ella quisiera ser o experimentar. Lily es la amiga que la ayuda a escapar del control materno, es la amante de sus fantasías sexuales, pero también es la rival a la que debe vencer o matar. “Nina proyecta hacia fuera todo lo malo, que está representado en la otra chica, aunque en verdad eso forma parte de ella misma”, agrega Adhara Ampuero.

El vuelo

“Nina podría ser diagnosticada como ‘borderline’, pues tiene períodos transitorios de locura, de psicosis, por tratar de dominar toda esa parte negra que la agobia”, afirma María Paz de la Puente. Así, vemos cómo ella se arranca la piel de las uñas, cómo se inflige lesiones, cómo se desfoga haciéndose daño y sintiéndose culpable por ello o cómo siente que de verdad le están naciendo plumas debajo de la piel, en un parto triste y doloroso.
“Eso que es una locura es al mismo tiempo una salvación para ella”, explica De la Puente. “Es paradójico porque al buscar ser el cisne negro (el personaje perverso de la obra de Tchaikovski), ella busca escapar del destino que tenía como cisne blanco. Y al final lo logra. Ella le dice al director que ha sentido la perfección y se tira hacia atrás, y aparece esa mancha roja de sangre en su vientre que se abre a muchas interpretaciones. Puede significar la muerte del cisne blanco, pero también podríamos pensar que ha perdido la virginidad, o puede estar ligada al nacimiento de un nuevo ser”.
Esa mezcla entre nacimiento, pérdida de la virginidad y muerte, esa lucha entre Eros y Tánatos, representa todo el simbolismo freudiano que cubre la película y, como dice María Paz de la Puente, no podemos evitar identificarnos con Nina porque todos alguna vez asesinamos a ese cisne blanco para dejar volar nuestras emociones y deseos.

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