sábado, 3 de marzo de 2012

Metaficción en el ÓSCAR
























La edición número 84 de los premios Oscar, a mi entender quedará grabada en el tiempo, por la forma como se nominaron las películas para la competición. Este año entre otras de muy buena calidad por su realización, dirección y actuación; destacan a gusto muy personal “La invención de Hugo Cabret” (Martin Scorsese) y “El artista” (Michel Hazanavicius). Ambas películas apartándolas del entertaiment, se enfocan en ofrecer al público los avatares que giran en torno a una producción cinematográfica, el espectador se encuentra ante una película que desenmascara aquella fábrica de sueños que es el cine, a esta particular visión del cine hablando del mismo cine se conoce como la metaficción o metacine. Las películas mencionadas han sido analizadas a minuciosidad por el crítico y editor de la revista de cine “Ventana Indiscreta” José Carlos Cabrejo en el articulo Metaficción en el Óscar, publicado por el diario El Comercio, el 26 de febrero del 2012. He querido compartir con ustedes su particular punto de vista, en cuanto al tema; por lo cual me he tomado la tarea de transcribirlo completamente, no sin antes agradecer su aporte.


Metaficción en el ÓSCAR
Por: José Carlos Cabrejo*


La metaficción reflexiona sobre su condición de artificio, de constructo, de lenguaje. En ese sentido, es una ficción que puede criticar o alterar sus propias convenciones o exhibir los límites difusos que existen entre ella y la realidad. Aquella literatura que ‘habla’ de la literatura es una de las formas más emblemáticas de la metaficción. Un clásico como “Don Quijote de La Mancha” (al igual que obras que van desde “Las mil y una noches” hasta “El club Dumas”, de Arturo Pérez- Reverte) es un relato que ‘habla’ de otros relatos. Es una novela que se refiere a los textos de caballería castellanos (su protagonista es un lector obsesivo de dichas obras y enloquece hasta el punto de imitar a los héroes que aparecen en ellas), pero, al hacerlo, representa sus clichés, los parodia, y quienes rodean al Quijote empiezan a vivir la realidad como si, en efecto, fuera tal como en aquellos aventureros libros de hombres con armadura y lanza. No obstante, el cine también cuenta con numerosas metaficciones. Entre ellas están “La invención de Hugo Cabret”, del mítico cineasta Martin Scorsese, y “The Artist”, del realizador francés Michel Hazanavicius.

EL METACINE
Ambos filmes son una muestra del cine que nos dice algo sobre el propio cine. “La invención de Hugo Cabret” relata la historia de un niño, Hugo (Asa Butterfield), que busca activar un muñeco mecánico, por lo que se sumerge con su amiga Isabelle (Chloë Grace Moretz) en una aventura que lo llevará a redescubrir la magia de una película que vio con su fallecido padre, la trascendental “Viaje a la Luna” (1902) de Georges Méliès. Por su parte, “The Artist” se ambienta en el Hollywood de 1927 y con personajes que, además, experimentarán conflictos por la transición del cine mudo al sonoro. Uno de los rasgos metaficcionales más marcados de ambas cintas es el uso del blanco y negro. A través de esos colores, los filmes buscan que pongamos atención a su condición de artificio para entenderlos como un modo de recorrido por la tradición del llamado séptimo arte. Ello explica que algunas secuencias exijan al espectador una demostración de su cinefilia. En “La invención de Hugo Cabret”, que identifique los afiches o los fragmentos de película que representan a Charles Chaplin o Buster Keaton, o el ‘cameo’ que hace Scorsese en su propio largometraje interpretando a un fotógrafo, mientras que “The Artist” requiere que el público reconozca que parte de la banda sonora imita el ‘soundtrack’ de la película “Vértigo”, de Alfred Hitchcock, o que advierta que algunas imágenes de la estrella del cine mudo George Valentin recuerdan a “Ciudadano Kane” (1941), de Orson Welles, cinta que también narra el ascenso y caída de un hombre poderoso.

CONSTRUCCIÓN EN ABISMO
La literatura dentro de la literatura o el cine dentro del cine son un fenómeno referido como ‘construcción en abismo’. “La invención de Hugo Cabret” tiene una escena formidable: aquella en la que Hugo, Isabelle y la esposa de Méliès ven proyectada en su casa, gracias a la copia conservada por un historiador de cine, el clásico del género fantástico creado por Georges. Vemos una película con personajes que también ven una película, con la diferencia de que, para ellos, la ficción no es más que un reflejo nostálgico de sus vivencias. Cuando veamos “The Artist” en una sala de cine, notaremos que el personaje de Peppy Miller, en una escena, al igual que nosotros, ve una gran pantalla, que muestra a George Valentin interpretando a un personaje que se hunde en la arena. La ficción, para ella, dice algo sobre la realidad. Es una metáfora del aparente destino final del personaje de Jean Dujardin, quien se aferra a seguir haciendo cine mudo a pesar de los nuevos tiempos del celuloide. En ese sentido, la metaficción cinematográfica no se diferencia mucho de la literaria. En una escena de “La invención de Hugo Cabret”, la inquieta Isabelle le dice al niño que da nombre al filme que desea vivir una aventura más allá de la que existe en los libros que ha leído con fascinación. Ella, al igual que el Caballero de la Triste Figura, desea transformar su existencia en una fantasía novelesca. Por su parte, George Valentin, como el Quijote, ama vivir la realidad como una ficción anacrónica hasta el extremo de poder extraviar la razón.


(*) Editor de la revista de cine “Ventana Indiscreta”.

http://epaper.orbis.pe/corporativo/elcomercio.aspx?ref=ecb











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