Por Julio César Palomino Huaynamarca
El
crecimiento de la violencia en el Perú es alarmante, a diario en la información
abundan actos delincuenciales, a los cuales el inefable sistema judicial, en
más de una ocasión ha tenido una actuación deprimente, lamentable y sobre todo
“sospechosa” (harto conocidos son los casos de corrupción en el sistema
judicial). El detalle radica en que el grado de violencia en el país va en
aumento inexorable. Por obvias razones no es descabellado vaticinar que no
estamos muy lejos de equiparar el triste record de violencia e inseguridad que
se vive en México. Estar inmerso en el crimen organizado, sin quererlo; tal vez
en la calle, en un restaurante, en una sala de cine o lo que es peor en la
puerta de nuestras viviendas ya no es solamente una casualidad; se está
convirtiendo en una terrible y fatal casualidad. Quien nos puede garantizar a
los ciudadanos que estaremos a salvo en una ciudad que se ha convertido en un
territorio salvaje, donde conviven anónimamente: sicarios, delincuentes y
extorsionadores.
En su
política de prevención y lucha frente a la inseguridad ciudadana, el Presidente
del Consejo de Ministros Juan Jiménez anuncia pomposamente la construcción de
“megacárceles”; por su parte el Ministro del Interior Wilfredo Pedraza, muy
orondo advierte que el Presidente Humala ha autorizado la compra de 2 mil
nuevos patrulleros inteligentes para todo el país. Como si esto podría frenar
los altos índices de criminalidad en el Perú. El gobierno cree que desde la
perspectiva represiva la delincuencia iniciará el declive en las estadísticas,
no se toma en cuenta el aspecto preventivo en la lucha contra la inseguridad y,
es que la ecuación es sencilla, si partimos del
punto de tratar el problema desde el meollo, desde la raíz; veremos que
uno de los términos de esa enorme ecuación que representa un grave problema
para el país es la EDUCACIÓN.
El señor
Humala “se infla el pecho” para decir que en su gobierno se está invirtiendo
como nunca en Educación, el señor Humala cree que de la forma como lo anuncia la
educación en el país comenzará a repuntar la excelencia académica, y así
solucionar la grave crisis en el sector. Sobre todo si en el Perú se continúa
destinando el 3% del PBI a educación (uno de los más bajos en la región). Pero
volvamos al inicio de este artículo: el problema de la seguridad ciudadana,
aquello no ha comenzado ayer, ni el año pasado; es un problema que se inicia
desde que se hace evidente el grave problema de la educación entre los peruanos,
hace más de treinta años. Para nadie es un secreto que el caldo de cultivo del
crimen organizado son las pandillas y la delincuencia menor emergentes a partir
de las graves carencias de un amplio porcentaje de resentidos sociales los
cuales, ven en la “actividad delictiva”, si es que se le puede llamar así, como
la única vía de supervivencia; ni que decir de los amplios sectores de nuestra
serranía en donde el Estado no tiene representación. Todo eso es producto del
centralismo, de la indiferencia para tratar por igual a todos los peruanos, a
la falta de programas que reviertan el analfabetismo en el país, a la
inactividad frente a la deserción escolar por ene razones. Cada gobierno,
repito en los últimos treinta años, para no desentonar con el sistema
capitalista represor, ese sistema que le conviene por encima de todo seguir
contando con el cholo bruto que con su mano de obra barata hace mover los
engranajes de su industria, ha ido degradando la educación al extremo más
catastrófico (sino revisemos lo que hizo el APRA en su primer gobierno con el
magisterio), la repercusión de ese grave
descalabro en educación la estamos viviendo ahora. Los gobiernos
democráticos en devaneos con la política neoliberal en los últimos años han
continuado destinándole el más ínfimo lugar en la agenda política al sector
educación.
El Perú a
nivel de Latinoamérica ocupa el último lugar en presupuesto para educación y
como si esto no fuera poco, para nadie es un secreto del lamentable ranking que
ostentamos en la Prueba PISA a nivel mundial; últimos en comprensión lectora,
últimos en matemática, últimos en ciencias. Los países desarrollados tienen la
plena conciencia que parte de su desarrollo se debe a la educación, la única
alternativa que poseen esos países para afrontar el futuro es la educación. En
el Perú no le conviene a los grandes grupos de poder revertir la situación
educativa porque luego a quienes explotarían. Las políticas de seguridad
ciudadana tienen dos aristas: el aspecto preventivo y el aspecto represivo; lo
primero consiste, en eliminar los problemas que faciliten o conduzcan a una
persona a delinquir. Esto supone generar mayores oportunidades de EDUCACIÓN,
capacitación y empleo entre la población, así como el fortalecimiento de
VALORES y un MAYOR RESPETO A LA LEY; lo segundo, tiene que ver con el uso de la
fuerza para detener el delito o para controlar potenciales hechos de violencia.
En el Perú se trabaja más la represión como si eso fuera la única solución al
problema y ha dejado por razones
expuestas en este artículo la importancia que tiene la educación en el ser
humano.
La lucha
contra la inseguridad ciudadana debe enfocarse desde la reforma de la educación
para que esta construya una sociedad respetuosa de su función como ente de
civilización. La lucha contra la delincuencia no se va a detener porque se
construyan “megacarceles” (desde esta se continuarían perpetrando los
secuestros, ajustes de cuentas y extorsiones) ni tampoco adquiriendo más
patrulleros inteligentes. La lucha ha de plasmarse a largo plazo con una
reforma educativa, con mayor presupuesto para educación y esa transformación
educativa no se ha de plasmar construyendo más aulas, evaluando cada año a los
docentes, desprestigiando a los maestros con leyes que atentan contra sus
derechos constitucionales, la única solución es elevar ese porcentaje que
destina el estado peruano de 3% del PBI para el sector, si queremos salir de la
grave crisis en la cual nos encontramos esa debe ser una medida primordial en
la agenda de gobernantes consecuentes y leales al clamor popular.
Chosica 19
de agosto del 2013.
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